El domingo diez de enero, un ciudadano dio la voz de alarma al descubrir que la Medusa de la Villa Romana de Río Verde había sido mutilada.
Contactó con la policía y a partir de ahí se pusieron en movimiento los resortes necesarios para tratar de unir las piezas de tan incomprensible puzle, identificar a estos terroristas del patrimonio histórico y tratar de remediar lo irremediable.
La Gorgona, esa que te sigue con la mirada por todos los ángulos del yacimiento, ya no te puede ver porque le han extirpado el rostro de cuajo y con él sus ojos y las seis serpientes que lo enmarcaban. Y ello a pesar de tratarse de una figura que para el Mundo Antiguo era símbolo de prosperidad y buenos augurios.
Nos negamos a calificarlo de acto vandálico, más bien podríamos definirlos como meros chapuceros, mercenarios de otros, que envueltos en su manto de ambición, vanidad y egoísmo, no dudan en quitar a la ciudad y a los ciudadanos, los restos de su historia.
Se trata de un atentado contra el pueblo de Marbella, puesto que el Patrimonio es cosa de todos. A todos nos pertenece y en la misma medida, somos responsables de él.
El pasado domingo, la historia de Marbella fue mutilada junto con su Medusa, que ha permanecido en la Villa Romana desde, al menos, los albores de nuestra Era, cuando estas costas formaban parte del engranaje de una actividad comercial e industrial vinculada a Roma.
Hoy miércoles, las agrupaciones preocupadas en la defensa y protección del Patrimonio y la Cultura, hemos asistido a la pública exposición del desastre que se ha llevado a cabo.
Poco o nada podemos hacer sino dejar trabajar a los profesionales. Acaso, no bajar la guardia, estar alerta por si observamos algún movimiento extraño que indique una actividad inusual en el mercado del arte, porque ese y no otro puede ser el fin de este atentado. Destruir, expoliar y demoler de un machotazo, retazos de una cultura ancestral, para que determinados individuos sientan esa estulta satisfación de gozar en privado, de lo que le han robado a la historia y a los ciudadanos.
Poco o nada podemos hacer. Tan poca cosa, que la propia impotencia te deja sin palabras.
Vuelvo a repetir: El Patrimonio es cosa de todos.
Catalina Urbaneja. Presidenta de Cilniana.
No se si se refiere al mismo ciudadano, pero ya hubo una denuncia el día 3 de Enero (una semana antes). La hizo un señor enigmático que reprochó a Lina Ortiz no poder contactar con ella